Como un cúmulo multicolor
tus palabras flotan sobre el poniente,
para dejarse caer con el sol;
disolverse con el horizonte
y volverse agua
que renueva la noche…
Mi alma escoge
hacerse viento en persecución,
tras tu melodía huidiza,
tan rauda que alcanza la costa;
la bahía de mi corazón,
donde reposa,
tras relamerse mi silencio confeso…
Mientras la temperatura intimida mis huesos,
procaz y luminosa,
derrocho tanto amor
para deshacer los témpanos
que se caen bajo una lluvia borrosa
de cristal y acero
y así, tú y yo,
bañados de luna,
volvernos caravana papirofléxica,
magullada del frenesí
por el descontrol de la entrega…
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