Es tu ir y venir desde las alturas,
un acontecer provocativo
que captura siempre mi lengua;
resistir tan grave afección me hace constatar
que no existe tal longitud;
que tu esfera poética me mantiene segura
a su lado;
que me bastan tus ojos
para ver rebosando mis costuras;
destinando unos versos sangrantes;
dejándome ir;
influir en tu aire,
desnudando mi costado…
No sucedo, sino en tus labios,
incidentales escapismos
que no escatiman de mí,
nunca…
Sé que me distingo entre tus locuras;
que me prefieres,
como el refugio que salva de lucirse al hastío;
como el reflejo al exponerme entre lo tuyo y lo mío,
hallazgo evanescente del alma
que empaña el bloqueo de tu mente;
traviesa albacea que custodia toda tu luz
de un naufragio incólume;
espectacularidad que me envuelve,
descubriendo toda su magnitud,
cada noche…
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