Tu piel abunda en la clave ilógica
donde me muevo, invencible;
a tu alcance, en caída libre,
suspicaz,
me atrevo a persuadir tu habilidad
de incitar;
de dar inicio a tantas fantasías,
dejándote inclinar la balanza,
a tu favor
con tremolar desmesurado…
El aroma obstinado de tu empuje
me fascina
y, exquisito,
hace que me dibuje,
excedida, en cada espejo,
como fulgor, desafiando lo inaudito…
Sonrío ante el regocijo
que ciñe mis mundos de agua
a tus vastos sentimientos,
porque llegas, asiduo,
sin miedo, declarándote…
Inquiero cada antecedente tuyo,
a través del cual contemplo mi lado errante;
climatizas mi carne con tu azul eléctrico
que, imbricado, se hace luz y reflejo…
Tiroteas mis ganas gemelas,
con tu arsenal, hecho de palabras
para un crimen sin precedente…
Escucho tu gracia refulgente,
envenenar mi silencio
y, enredada en su titileo,
caigo en cuenta de tu para siempre…
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