Unida a ti por mi lado más íntimo;
a la fuga esencial que tirita en tu alma,
me transfundes al color de tu herida,
cuando me cargas
tu relámpago onírico…
Escucharte saborearme la lengua,
me adhiere a la malla cronológica
que se cuelga de tus malabares,
como creación imposible…
Te siento impregnarme tu matiz de jazz;
su rítmica secuencia revive mi hondura;
el pozo de mi incidencia reacciona
y me tienes, por fin, en tus manos
frenética y brillante,
como ninguna…
Qué incomparable se torna esta paz,
fortuna que degusto,
interminablemente,
mientras el compás de tus labios
resbala mi melodía silente…
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