Me acorrala tu interferencia en espiral;
vas girando entre paisajes musicales;
envolviéndome;
armonizando todos mis ámbitos;
marchando sobre el mapa sensorial
con el que doy crédito a esta intención,
sopesando el daño…
No rechazo el portento
de tenerte a mi lado;
te conviertes en mi revelación;
el ideario que ve desvanecerse lo adverso
y le divierte, la dulzura inquietante
que clavo en tu memoria…
Llenas la atmósfera
de poesía pura
y cuento la luz de tus ojos,
rasgo sensible,
impredecible a los míos…
Siento el borde de tu piel,
coqueteando con mi locura;
tus arreglos de platino,
con un tímido pinchazo,
me dicen tu nombre
y el desvelo se mete en la sien
que sonríe, goteando,
inquebrantable, su rubor…
Caigo lento
por un desgarro líquido que corre,
como un relámpago por mi voz;
reverberando hasta enloquecer
por cada verso que, para ti, reclamo
con todo mi amor…
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