Hay un suspiro,
equilibrándose
en la línea alterna del vértice
que reúne el infinito con tus ojos
y que surge del énfasis de mis palabras…
Una ruta imaginaria,
donde la noche nos conduce
a ese misterio que conecta
con la médula del alma;
ese curso de luz que revienta
debajo de la piel
con la intención celeste de brotar,
arrebatada…
Discurrimos sobre un clima tricolor,
boreales,
bajando los decibeles del silencio;
explicándole al aire el placer de la armonía;
de esta ardiente ruleta
que nos gravita;
lluvia de metales, evaporando cometas…
Llenarte de mi paraíso secreto,
túnel de estrellas;
aturdida la sombra,
es apartar de mí, la sordera del agua
y, atrapada en tus ojos,
recobrarme del ruido,
inflamándose la infinitud afinada…
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