Repito el roce,
hasta que se haga chispa el temblor;
una reacción en cadena,
propagando la embriaguez sin filtro;
caracolas disueltas en un sonar de espejos,
creando una canción con tu nombre y el mío,
ebrios perdidos…
Estoy soñando con este rito
desde hace tiempo;
con esta carne poética,
salida de las fuentes del pensamiento,
su sacrificio…
Arde entre las vías elásticas,
tu silencio
y condensa el sepulcro de nubes,
mojando mi alma en hipnosis…
Con la efervescencia del diamante
me encandilan tus ojos de noche…
Ay, esta luz temprana;
fusión de átomos,
azorando mis tatuajes más hondos,
dándole de comer a mis sueños…
Te me cumples, como un asombroso deseo,
porque eres tú;
tu identidad fluida, portento;
me vuelves igual
y avanzar la espiral de tu alma
es descifrar todo misterio;
traducir los símbolos celestes,
porque vienes del ayer
y me tienes revuelta;
revolucionada en un presente
que se escapa entre brindis de miel…
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