Aturdes la sordidez
al soñar a tu ritmo
y legitimas lo que le insuflas
a mi apetencia…
Hago escala en tu lengua
y, a escala, construyo
infinitos anaqueles de cristal
que han de amparar lo nuestro;
crisoles de tinta,
fundiendo trayectorias impensadas;
entregadas a este viaje sin destino…
Cortas la inercia
y una hecatombe de efectos colaterales
nos vuelve vulnerables;
las sonrisas y rubores
se convierten en incendios diametrales…
Toso y emulo
la eclosión del universo;
el centelleo de la quintaesencia,
palabra tras palabra,
como un célebre catalejo,
descubriendo lo nunca visto…
La excepción a la regla
en la aceleración del pulso…
Fascinarte
es concederme el gusto de transmutarme;
mirar desde dentro
el color excitante de tu silencio…
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