Siento que giras
hasta alcanzar el ángulo perfecto,
accediendo, la velocidad del trance;
la concordia que me vincula y deja cautiva
de tu paroxismo…
Te aseguras de abrir todos mis campos,
como canción del viento;
me recorres el cuerpo
y, tu ritmo en mí,
atrae lo enigmático…
Respiro a través de tu tacto,
registro huracanado
que activa los receptores del silencio;
los élitros del alma,
mientras te siento,
elevándome…
Me alineo con tu deseo
y se desplaza, fuera, la sombra
que juega con la noche,
mientras la desmesura trae secuelas brillantes
a nuestra alcoba…
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