La danza de tus colores
me trae alucinando;
tu enjambre de flashes psicodélicos,
traslada su jardín de neones
a este espacio,
donde desaparezco…
Eres como el tacto de una rosa
de aromas plateados
que choca conmigo
y consigue
que mis palabras sonrían del todo…
Las perturbaciones que no transan
van apareciendo atropelladas,
porque remontas mi percepción;
a la sombra
se le escapan tus efluvios,
porque tu repercusión es mágica…
Qué desastre más exquisito,
arder en tus aguas borrascosas…
La dulce muerte viene a retratarnos,
conmovida,
como el estruendo encarnado
que bate las olas del infinito…
Comatoso el olvido,
sólo deja caer, en tu aliento,
su piel de aluminio;
mantengo el flujo;
tu meta de quebrar el infierno,
estrujando los sonidos más sensuales,
me hace vulnerable a tu embrujo
de pétalos impares…
Es que llevas puestos los anillos
de silencios saturnales…
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