Apalabrar,
con precisión,
el instante de mi sentir,
es conferir un micrófono a mi pecho
y que su lengua sintética
alcance la tarima
y confiese el cúmulo de luz que alberga
su carne vulnerada…
Conectar con el suelo del alma,
plantando un rayo en tu saliva
y liberar sus gorjeos;
poner a danzar al silencio
y que su perfume taladre mi ser;
volar contigo
sin piel,
vueltos imparables cazadores de sombras;
creadores de una trama metafórica
que encienda los climas de la noche…
Desvanecidos,
entre mimos;
vueltos esencia de jazmín y azahar;
libar de tu boca la epifanía celestial
y quedarme en tu cuerpo,
contándote de mi manera de amar…
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