Tu luz gira,
electrizada
y hago cuenta de no darme cuenta,
pero se me cuela,
multiplicada, en los labios;
te derramas con ella;
distraes mi perspectiva,
patrimonio del silencio…
Abundas y vibro
y, cuando volteo el escenario,
pactando con el caos, tu embate,
empeoro…
Tu pirueta circundante me aprisiona;
no es suficiente concederme toda,
me contaminas;
me penetras piel y huesos,
furioso,
lleno de contrastes…
Construyo el ático para nuestras lenguas,
mordiendo las aristas del cosmos,
su pregnancia…
Me despojas de todo;
tu ineludible bombardeo
hace la ocasión del alma;
efervescencia flotante
que consigue sacudirme la fugacidad;
mis ganas de bogar tus proyecciones cinéticas;
desbordarlas
y, al final, dar rienda suelta a las pasiones,
mientras tu piel fricciona mis suspiros
y me doy a su fulgor
hasta que nos inmolemos
en la carnosa pira de conseguirnos…
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