martes, 29 de diciembre de 2020

Deconstrucción

Salgo de mí
y sorprendo a la luz respirándome;
vertebrando el nervio
para verlo serpentear por las rutas
del músculo sanguíneo…

¿Hasta dónde ha de explorar
su canto cristalino?
¿será su costumbre soterrar la magia;
apostillar sus símbolos en mi lengua?

Siento latir su esencia,
a lo lejos,
liberada de palabras,
como una danza furtiva,
bombeándome lo más amado;
acotando el suelo de las sombras,
alrededor de un orgánico silencio…

Ebrias las formas, diluyen
al traspasar el caparazón
hasta el fondo humeante
con el que se exhiben, eternos,
los reinos perdidos…

Te veo nacer y crecer,
infracturable,
como la fuente única de mis latidos;
probar el matiz de un relato fantástico
entre volutas de inocencia,
liberando las partituras del rincón descubierto…

Oh, amor,
me llueven tus cielos, tan dentro,
que vuelvo a engendrar tus proyectiles en mi cabeza
y fuera de mí, desde mi alma
soltar los pájaros secretos,
sin más razón que por tu causa…

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