A medida que vamos,
palpando la habitación creada
por la estática de los cuerpos,
los motivos
cambian de percepción
y la realidad se rompe…
Adheridos al vuelco,
al perder el control
bajo esa claridad nocturna
que arrebata toda razón,
el silencio digital
y su roce,
curan el dolor de la inmediatez,
sosteniendo el instante
hasta pegarlo a la sensación
de inmortalidad
que aparece,
cada vez que la velocidad
ralentiza el físico impacto
y la melodía,
tuya y mía,
al son de la piel,
sigue palpitando…
palpando la habitación creada
por la estática de los cuerpos,
los motivos
cambian de percepción
y la realidad se rompe…
Adheridos al vuelco,
al perder el control
bajo esa claridad nocturna
que arrebata toda razón,
el silencio digital
y su roce,
curan el dolor de la inmediatez,
sosteniendo el instante
hasta pegarlo a la sensación
de inmortalidad
que aparece,
cada vez que la velocidad
ralentiza el físico impacto
y la melodía,
tuya y mía,
al son de la piel,
sigue palpitando…
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