A tu merced,
como si se tratase
de saciar un impulso ancestral;
como si quedarte mirando
supusiera liberar al silencio
de los laberintos incontables
que le han atado los sueños
a todos mis ángeles…
Noto
que vas,
retorciendo el tiempo;
que borras,
a través de un lenguaje melódico,
toda interferencia a la señal
que emito,
cuando quieres interactuar…
Me haces
superar toda condición
para acabar,
sintonizando tu frecuencia…
Irse tras tus andanzas
es aprender a cotejar la belleza;
sorprender al aquí y ahora
con un juego secreto
de seducción…
Tengo la sensación
de que le devuelves
a mi lengua
su capacidad de
transformar la realidad;
de disolver las sombras,
desplegando un argumento
que se sostiene,
como una catedral…
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