Te lanzas contra el logro
de mi desenvoltura,
cuando hallo el cielo
en tus pupilas
y el color de la vida,
extrayendo los tesoros
que acumulas…
Acondicionas,
el mejor escenario
para llevar a cabo
tu jugada maestra…
Tu sonrisa de alquimia,
naciendo de tu boca
y el crisol,
pronunciándose en mi lengua,
insiste en volverme
poesía en llamas…
Me ofreces, con solidez,
lo que nadie más logra
y me ganas…
Experimento
una nube trémula
que me llueve dentro…
Te muestras,
como nunca antes
y muta el roce de la piel
que toma la costumbre
de saberse modelo de tu arte…
Te enteras y temblamos,
cuando sucede,
nuevamente,
que tu voz me toca
y ahonda mi intimidad…
Porque me tomas
y meces el lugar que piso,
transformándolo en propicio
para la felicidad…
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