sábado, 14 de noviembre de 2020

Espinal

Procede trenzar mi pequeñez
con la luz resucitada,
al lado invisible de tu tacto;
aniquilar la penumbra
con tan sólo el impulso
de una preñez almibarada
y abandonar los pasillos del sueño
que nos abrigó cuerpo y alma…

Corre por mis dedos ese silencio inmolado,
todavía untado por la noche que arrebató mis sentidos
y que se hizo conmigo,
trayéndote dentro,
colándose desnuda en mi frente y pecho…

Vehemente y espiral
el ancla que halló lo profundo,
sin desviar las cumbres del sueño,
fundó contigo, mi vuelo cardinal…

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