Vibra el coqueteo,
cuando me descubro
en la cima de tus ojos;
en la brillantez de tu lengua…
Allí,
donde anida la urgencia,
te prolongas
y, al saborear el riesgo,
te gusto,
como respuesta a lo que buscas…
A lo largo de tu piel,
transcurro,
por este caudal amorfo
que desemboca en la flexión
con la que extraes mi sal,
donde asoma el pulso del misterio
y concibo la curva,
como prueba innegable
de la relación
entre conflicto y desarme total…
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