Me da la sensación
de que diverge el tiempo
con mis maneras
para que arda, en ti,
la señal temprana
de que tu admiración enaltece
mi luz entreabierta...
Embebida
y sádica, tu lengua,
me despoja de la mente...
Plasmas, con creces,
las razones del deseo,
representando
la melancolía de dos creadores
que esculpen un huracán poético,
cuyo sentido es uno solo:
Hacerse del otro...
En serio,
cuando se trata de tu paso
por la realidad,
eres,
como la noche
y sus ojos indiscretos…
Y todo cuadra,
se dispone
para dejar volar mis sentimientos...
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