Irresistible desprenderse
de la vestidura ajena,
pirueta y desmogue,
con motivo de la incrustación
del privilegio solemne
que comporta
desperezar el cambio;
reverdecer,
cuando penetras,
como un raudal de imponencia
y ruge el espanto
hasta la humedad más honda...
de la vestidura ajena,
pirueta y desmogue,
con motivo de la incrustación
del privilegio solemne
que comporta
desperezar el cambio;
reverdecer,
cuando penetras,
como un raudal de imponencia
y ruge el espanto
hasta la humedad más honda...
Me entusiasma caer
en la imaginería de tu lengua,
hacedor de los sueños
de mi noche...
En la atmósfera,
ceñida de espejos
y, entre paisajes resplandecientes,
arriesgarme a ventilar,
periódicamente,
como un vendaval,
mis propias fantasías...
Repartirme
por tus huellas digitales,
hasta parir el lenguaje
sensorial
que recrea los antojos del alma
y cuyos paisajes ineludibles
fulminan las distancias
de lo que vendrá...
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