Debate

Dejas en claro

que trae un capricho tu lengua,

lo detalla el argumento

que va tejiéndose

desde donde yace el brío de su rebeldía primordial...

Lo que sale,

al decirlo a los cuatro vientos,

sin quererlo callar,

es la fuerza que domina 

para estrellarme con ella

y llenarla de un sabor sugestivo,

inverosímil,

volcándose sobre

la disposición que se agita

a través de mi cuerpo,

buscando 

rodearme,

tenderme una trampa,

herirme,

acabarme

y, desbordante de blancura,

desplegar la proyección

masiva,

explicándome que es un poco mía,

también,

la suspensión en curso...

Hacerte sentir

el convencimiento deleitoso

de su espesor,

dejándolo visto en el discurso

que quema mis labios,

cuando los somete,

con tesón,

a su presumible agravio...