Cobijo el estímulo
y retorna a mi lengua el festín,
dándose, por fin,
el vínculo ineludible
que nos pone en consonancia…
Antecesores de lo que sucede,
los semblantes
se inundan del instante
que les reconoce,
y, sin decir, la realidad
va embarcándose
en la interacción sublime…
Brindo al cuenco del tiempo
las cicatrices de mi alma;
la honestidad
que hierve en mi pecho
como señales
que me exponen ante tu mirada…
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