martes, 14 de abril de 2020

La Pena Brava

Te siento transitarme,
poderosa;
desarmándome;
desvistiéndome de todas mis ropas…

Y entumezco en la aridez que constata
la orfandad del brillo;
rompiéndome en esta maraña de sombras,
contemplo este fragor sin filo
que no haya impulso adherido
a mi lengua, ahora, rasgada…

Me cortan tus ranuras hasta el fondo del alma
y desenredo las lágrimas pretéritas
que esparcen, para el consuelo del silencio…

¿Cómo puede doler tanto un instante?

Zozobran mis cristales en un oscuro agujero
y mi pasión sin aliento, de igual manera,
se precipita hasta apagarse…

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