domingo, 26 de abril de 2020

Aura

Me mueves el suelo;
los días;
el silencio,
me aproximan tus ondas concéntricas
e impregnas la epifanía del agua;
santificando mi aliento…

Se me cuela tu luz en el alma,
mientras me miras,
y, estremecida,
me fundo al arpegio fragante
que me sugieres…

Despunta y cunde el impacto de pieles;
se magnifica, sin decir palabra
e, implícito, se desliza,
repleto de sagaz ambición,
orillando el fogón de las esencias…

La algarabía rompe la estrechez
que hilvana la frente
y hace su aparición ese resplandor
que fluye inalterable;
su movimiento me aborda sin medida
y las siluetas luminosas me estimulan,
disipando el canto déspota de las sombras…

Graciosa y virginal,
huidiza e insolente,
con un sonsonete impecable
pone una aureola a mi costado
y se abren,
de par en par,
las ventanas celestes
que me impulsan a cruzarlas,
como soles o pájaros…

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