Espero,
confío en la intuición
que mueve el tono de tus formas,
mientras se enlazan
para hacer tronar la luz erógena
sobre mis carnes…
Porque al difundirte,
cautivador,
en los contornos de mi alma,
como un perfume,
reconozco
que te da gusto
saber
hipnotizarme;
conseguir el señuelo
que me atrae, sin pudor,
con sus colores…
Que, impune,
logras refugiar
mis suspiros accidentales
cada noche,
mientras el crepitar de tus ojos
va aferrándose a todo
para ondularse en mi lengua,
loca por describir el instante…
Para mí
desvelo y psicodelia,
corean el infinito…
Al mismo tiempo
que limpio el despertar
de esta lluvia copiosa,
sin precedentes,
más allá
del pergamino invertebrado
que se transforma en aliciente…
No hay comentarios:
Publicar un comentario