jueves, 1 de julio de 2021

Fulgores

Ataviada de tu hechizo;
del pulso dulcificante que goteas,
cuando alimentas la noche
con tu mirada
y su escuadra de misticismo
arquea el trapecio que columpia mis palabras;
su geometría impulsa la turbina
que me pone a girar el alma,
totalmente, ligada a ti…

Traes las farolas y el silencio,
la ruta de adoquines que me rodea
y huye con mis huellas,
mientras voy de regreso,
acordonando tu cielo en éxtasis;
con el ruego suspendido
a raíz de las ondas crepusculares
de mi lengua en flor
y tu aliento impregnándolo todo;
su tránsito insolente por lo bello,
aquel lugar secreto,
fuera del tiempo
que me otorgas,
como noble vaivén de relieves,
purísima proyección,
hundiéndose en mi boca…

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