Enredada

Una fogata en el pecho,
húmeda de brillo,
me respira;
una selva encarnada
y su pacto de sobrevivencia con el infinito
hace turno con mis vetas suicidas.…

Me suspendo en los espacios cristalinos
que sublevan la norma
y un soplo de claridad ventila
lo antojadizo de mi lengua…

Me cuelgo de tu pecho,
me entrelazo a tus aguas;
nos empujo al suelo resbaladizo
que nos marca los sueños en el fondo del alma…

Sintónica me declaro de tus ojos
con el sagrado vigor de su devenir,
dejándome sumergir en sus abismos etéreos…

Casuales nos perciben los silencios
y su labio transparente,
guarda el respiro pronunciado
de todo un futuro presente…