viernes, 1 de enero de 2021

Avezada

Cuando canto,
te vienes conmigo;
estás presente;
te nombran mis líneas improvisadas;
el diapasón de mi frente…

Y de qué forma se escapa el fulgor de tu mirada,
que, como en un péndulo cristalino,
resuena en todas mis noches;
y se queda obsoleto el cariz de lo inmóvil,
porque tiemblo ante tu literatura hipnótica,
donde tu lengua es soberana;
abrumadora extravagancia
con la que tejes rocío y rosa;
océano y eternidad…

En primera fila,
saboreo tu respiración;
el ángulo irrestricto que suelta,
con pasión,
toda su claridad
y me tumbo, en agrado,
sobre la punta de tu silencio,
mientras escabulles lo fugaz
y nos tenemos…

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