sábado, 8 de agosto de 2015

Regencial


Son tus dedos soplos de carne
en el pliego sensitivo
de mis silencios;
infinito taller de caricias
que suavemente me va puliendo…

Al mineral de tu verbo
ato el cordón de mis aguas;
a la sedienta manifestación de tu sombra…

El largo predominio del firmamento
nos ofrece la noche,
converger en la prestancia incalculable
de su aliento…

Miro mis manos
y me pregunto si el tiempo
hará justicia a nuestra historia,
fantasía que hace nido de agujas y diamantes…

Mientras tanto y para siempre
me confieso sembradora de tu tacto,
celestina de tus sueños,
emblema imponderable de tu locura,
Luna de tus ojos llenos,
Plenilunio de tu reflejo…

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