martes, 25 de febrero de 2020

Lluvia

Me dejo caer,
impalpable,
deslizándome, tupida,
sobre los ávidos tejados
que maúllan sus claraboyas de ámbar
y encienden su mirar cobrizo
por encima del tiempo…

Me deslizo,
torneando la proporción del brillo,
entre esferas fervorosas
que traen la clave metafórica del silencio;
la melodía dulce del infinito…

Me sabes contenida
en los ajuares celestes,
henchida de luz y agua;
de vapor y sombra…

En cámara lenta me sustraes
la sensación de sosiego…

Y te canto, a gotas,
mis océanos de plata,
acariciándote con el frescor
de lo que soy,
de lo que siento…

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