viernes, 28 de febrero de 2020

Armonía Cuántica

Si acaso fuera todo
una urdimbre de pulsos refulgentes,
cuyo aliciente brotara espontáneo
ante la vastedad de lo que somos,
nada podría callarnos su efluvio…

Me arranco la piel,
escarbando, profundo, el silencio
para encontrar la raíz de su compás
que pende, desde siempre, del alma…

Ante mí el diafragma delirante
perfuma el intervalo
que me deja ver un pájaro secreto,
descubriendo el sol;
la clave del origen…

Al despertar
resuelvo un ejercicio increíble
y, como nunca antes,
ese estado confortable me aclara la voz…

Valerosas, se enfilan sus tonalidades,
puliendo el argumento que suscribe
la eternidad de mi ser;
el legítimo fervor de permanecer
gozando su sinfónica escala
en libre expansión…

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