lunes, 21 de octubre de 2019

Continuo

El resoplar de violines de magna policromía
con el que me embebes el aire,
tiende su halo sanguíneo en mi lengua;
embrujo del que asiento intoxicarme…

Un crucigrama lumínico
que aduce lo inmarcesible
y cierne su música en mi sangre…

¡Cuánta armonía me recorre!

Y es que te desprendes de la noche
para empaparme los sentidos
de su infinita magnificencia…

Desplazarse por tu silencio
es impactar las grafías del agua,
hundirse y reflotar en ellas
para ver nacer lo ignoto…

Te haces conocedor de mi alma
y asientas tu distinguido trono
sobre mi impulso que trama
no agotar su persistencia…

No hay comentarios:

Publicar un comentario