martes, 11 de junio de 2019

Infinidad

En tu lengua retoza la magnificencia,
sus aves santas;
sueltas la pausa que me reviste
con tu ignota transparencia;
traspasas mis jardines afinados…

Te prolongas sin límites entre mis cuerdas;
eres el arco dorado de mis violines,
la blanca quietud que se adentra
en mi torbellino…

Chocas mis caudales;
sigues rasgándome el silencio
haciendo sangrar mis suspiros…

Interceptas la frecuencia
y te acuestas en sus radios ovales;
tu aire se inflama
en el centro de una danza de luz,
brillante gorjeo del universo,
cuyo domo ancestral
escribe en su pátina lo nuestro…

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