Hierve mi universo,
si tus manos
cumplen su mandato;
si tu lengua
pule la sentencia de la inmersión…
El latir se torna
un altercado;
un lapso de aceleración,
cuando tus aguas púrpuras
riegan el mundo que conozco
y, en un segundo,
se conectan las almas,
alcanzando.
del cosmos,
una nueva dimensión…
Empapada la tarde
de tu nombre,
empujo la ranura del instante
y una vorágine quimérica
se escapa de mi mente,
como quien arranca la noche
del árbol celeste,
mostrándome tu intención…
No hay comentarios:
Publicar un comentario