miércoles, 29 de mayo de 2019

Descollante

Atisbo el empinado carril del silencio,
elevada por tus ojos;
mi sombra se desvanece,
mansamente
bajo la ingravidez que ensancha
el intervalo esencial…

Me reconozco
en la nocturnidad de tu alma;
brote de luna entre tus dedos;
alineación de suelos enigmáticos…

A golpe de lenguas boreales
sostienes mis pulsiones lumínicas
y como auge de relámpagos,
tintinean los temblores
al roce espontaneo de tu carne insumisa…

Reverberan mis paisajes
al soplido robusto que le impeles;
despiertan mis colores,
bruñen los pámpanos con la fricción iridiscente
y puedes verme transparentar
a través de tu lengua,
redactar la secuencia de mi enfoque
y deslumbrarte nuevamente
así como tú lo haces
día y noche…

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