Como murmullo que retoza,
mullido de tu lengua,
transito repleta de astros,
escribiéndote en el aire
mis poemas…
Me dejo caer en la escena
de tus labios boreales;
arder en el instante más azul
que me ha probado…
Me pule tu sangre
en este jardín de pieles impetuosas…
Saturados de infinito;
asidos al sol,
como llaves acuosas
que abren las esferas de la magia…
Llevas contigo mi fragancia
y en mi alma recito la tuya
como un mantra,
que se crea y recrea
al compás del silencio
de la dimensión que nos entrelaza…
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