Aún cuando danzan las sombras
alrededor
puedo verte callado,
sepultando en mi labios
tu calor…
Renuncia con tu voz
la distancia
y el espacio reservado
por tu luz para mi corazón
se vuelve jardín azulado…
Sobre mis sienes boscosas
despierta el pensamiento elevado…
Y entre las sábanas de la noche
irrumpimos el infinito
-lecho sagrado-
que coge la fusión de nuestras bocas…
Vuelvo al azul de tus jardines, donde nace el amor a cada paso.
ResponderEliminarUn abrazo