Un mar de hojas
acicala mis tatuajes,
me prenden a su rumbo espía,
a la escritura vibrante de tu tacto...
Me veo caer en tu aroma;
en las formas monumentales
de su tinta…
Flotar en el meandro de tu sombra,
mientras defines y estructuras
los puentes de mi saliva…
Empapelas de fuego
los maderos de mi lengua
y con un enjambre de estrellas
alimentas la sed de mi boca…
En el velo cristalino de tu roce
tienden las olas de mi carne
y los coros perceptivos de mi silencio
reconocen que tu reflejo infinito
se expande…
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