En mis manos veo el silencio
acariciar la llovizna;
invocar, con fuerza, la luz
y rescatar los ángeles del fuego,
despertando el arcoíris
desde las cumbres exaltadas…
Caigo en las páginas soñadas;
en la vivencia de poblarte los argumentos,
cuando tu lengua se afila
y afina su esbeltez sobre mi boca…
Mi alma levita,
tan profundo,
que ignoro dónde me has de llevar;
sólo la levedad del paisaje
sujeta mis latidos…
Vendrás
a despertar las ansias del mundo,
mientras te derramas sobre mi abismo,
hundiéndome en el vapor primordial
para vestir a mi luna de tu reflejo
y amaestrar las mareas del tiempo
con tu vibración profusa…
Detrás de esta lluvia, cuento palabras;
semillas de mi corazón salvaje,
lanzando sus colores
para que al tuyo los ates…
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