Giro en los paisajes subterráneos
que incendian mis colores;
hundiéndome en mí,
hasta quemar las sombras,
alejándome de entonces…
La gran verdad se vuelve horizonte
en torsión de espejos;
invisible espiral,
desnudándome del todo…
De este fondo sugestivo regresas
con tu traje de noche;
candor persuasivo que me conduce
por los espacios de la memoria
hasta alcanzarme el pensamiento…
Qué improbable resulta soltarte de mi lengua,
si sigo sostenida de la luz que reposa en tu alma,
azogue hereditario, que oye tu silencio
mientras me alcanza los labios…
Inolvidable me retrato
y te retrato,
aunque la palabra no me alcance;
constato tu pulsar de fragancias
fundiendo la magia
al encanto con el que me sellaste…
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