Y es que tan cerca se puede estar del infinito,
mientras despunta el silencio
para reunirse con mis aguas
en un centelleo inigualable…
Saco del deslumbre las longitudes de su carne
al desempeñar las ganas
en el juego material de la poesía,
mojándome de su magia;
atravesando el pensamiento,
venciendo mis batallas sin llanto…
El vértigo es sonrisa
cuando la música se enreda
en el nervio estelar del que nazco
y mis dedos precisan
hacerle cantar sobre la espuma del ayer…
Sabes de mi locura;
de la sal batiente de mi respiro,
porque te atraviesa la piel
y te atrapa la lengua,
moviéndose, como un misterio de luz
que ha encontrado su vertiente;
tocándose,
ondeándose en la victoria del apetito
que tiende en mi boca su placer…
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