Recuesta tu azul a fuego lento
sobre esta página en pausa;
deja que sea mi voz
la capa de terciopelo
que te envuelva la luz, ahora, nival
hasta que todo sea distinto…
Deja tus ojos flotar sobre mi lengua
que no habrá más remanso
que verte saciar tus mares inciertos
en mi propia esencia…
Alárgate y abraza esta distancia
de paisajes conocidos,
agonizante,
desmedido,
embriagándote del mantra
que de mi pecho salino continúa manando
la pócima que te cure al nombrarte sin decirlo…
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