Rencillas

A veces me enredan las sábanas de polvo;
todo el eco subversivo de las chimeneas
que se quedaron huérfanas de noche,
de tu noche
y la piedad se duerme una siesta
en un domingo sin quietud,
para dejarme a expensas
de lo que pudo haber sido…

Se adhiere mi luz a este instante doloroso,
congelándose el silencio;
convirtiendo en declive las asonancias del olvido
hasta parar en tormento
que me dispara a quemarropa esta ausencia
que, hace poco, era suspiro…

Adolece mi piel el desdén de la distancia
que se vuelve intolerable;
mas, no tengo miedo,
esa luz siempre me concede su lado umbroso;
el matiz que menos agrada,
pero que, con su triunfante entrada,
me desahoga los ojos…