A lo lejos,
titilo,
minúscula,
olvidada;
con la tenue pulsión del alma,
abriendo su frecuencia sobre el infinito
para asirme de tus océanos blancos…
¡Cuánto desearía descubrirme
tras un fondo cristalino,
embebiendo los tatuajes de la ciudad perdida;
vencida por los torrentes de luz
que atraviesan la distancia…!
Y que me estruje el solitario clamor de la noche,
liberando en mis contornos su coreografía fantástica;
que giren sobre mí las agujas del tiempo,
reducida la velocidad,
sólo para dejarme ver en tus cósmicas regiones;
rendida a tu azul paralelo,
porque de vuelta llegaré sin nada,
solo sellada en la memoria de lo eterno…
lunes, 21 de diciembre de 2020
Equidistancias
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