Sostengo, entre los labios,
el canto inmarcesible de la noche;
la singularidad que me ilumina el pensamiento,
silencioso motor del alma…
El retorno a lo sencillo
me retrata la fricción de tu magneto;
excavo la tesitura del silencio
y asisto al instante
inmaterial,
estremecida por el origen de todo lo bello;
finísima contemplación de la inocencia…
Llegas
y salpicas de luz, mis alas
y me autoreclamo el vuelo más alto…
Se me escurre la realidad por el costado
y otra vez me abandona la sombra;
me suplicas venir conmigo
al otro lado del espejo
y yo me hundo en tus ojos
revelándote que eres tú,
mi jardín secreto…
No hay comentarios:
Publicar un comentario