Un gesto al trasluz de la carne,
ondeándose sobre la cuerda de la locura;
tan impreciso,
tan cimbreante,
rozando la perfecta hondura
que se ofrece sin freno…
A partir del silencio,
me lleno de ti,
devoradora enredadera,
cuyo calor me germina en los poros,
poco a poco,
musitándose
con la luz que me empieza
hasta rodearme completa de su intensidad…
Voy envuelta en tu caricia,
portal dimensional
que nos abriga con el mismo brillo
y borrachas las sensaciones
hallan al unísono
el compás de su armonía…
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