Intenta mi silencio decirte su agonía;
esquivar la renuncia de la luz que abrazas,
inagotable;
hacerla nacer desde mi tierra fronteriza…
Luego regarte de mí;
de los ríos claros que en ti refleja,
así como la noche en que salgo del fuego,
colmada de tu boca,
hasta volver a vivir
y seguir siendo lo que soy…
Apareces
y tu magia desempolva el silencio
y prefiero arder en la cornisa;
con el crepitar constante de saberme
sostenida sobre los valles del hoy;
atravesada por el riachuelo dulce
de tu resplandor…
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