Mójame con tu corazón ardiente,
agitador de lunas,
que me resuenas, incansable,
en el tímpano del alma…
La música se enreda
en tu velocidad orgánica
y me complace
con la pasión agitándose
en un pentagrama místico y rebelde
que me traspasa la piel…
Eres melodía de símbolos variantes,
consiguiendo cada espacio;
trasmutando la esencia
de mis formas extraviadas…
No resiste mi ser
desplegarse en las pasarelas del viento,
dejándose tocar por la promesa
de ver crecer su orografía
entre tus labios
y conseguir las llaves del tiempo
para embarcar el eterno instante
en que nos entregamos…
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