A veces, tarda tanto el impulso
en socorrer el clamor embelesado de los ojos
y es que, absorta, la tinta de su silencio;
en pausa, su carne declamativa,
no encuentra símbolo
ni efecto que le haga justicia…
Entre la piel se cobija el deleite;
el rubor de la luz inyectada en suspiros;
se estremece la flor impía
y me acecha de nuevo
el encandilado apogeo de las vibraciones
con su escándalo salino;
sus coordenadas yuxtapuestas…
Fascinada mi cuerda
por el bajo astuto, marcando el pulso,
saborea el reflejo de la melodía del cosmos;
su jadeo in fraganti,
atrapa el fervor sincrónico
que me hace completamente irresistible;
fragor de astro en tu lengua;
imperfección, vuelta fantasía;
lucidez en la continuidad de tu respuesta…
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