Las calles se deslizan por la figura adyacente
que me enreda los pasos;
su movimiento transita las escenas
que van quedando incrustadas
en las neblinas del tiempo,
mientras mi piel desdibuja los espacios
con un silencio alterno
que le declara inconclusa…
Me sitúo
entre Mercurio y Saturno,
mientras el firmamento me cruza la frente
y ondea su iris radiante, muy dentro,
vaciando la herida sobre los bosques nocturnos
que me equilibran…
Mis ganas apenas precisan del roce
para acelerar la confluencia;
su letra original despide una fragancia de luz
que reflota los peces del alma…
Anzuelo en los tejados expectantes
que posa en mi lengua esta membresía de plata
y entona la melodía que anhela
verme capturarte las aguas…
miércoles, 9 de diciembre de 2020
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